Con 30 años de edad y las ganas de todo joven de independizarse del trabajo de su padre, en 2012 Alejandro Falcón decide –con su hermano Leonardo– abrir un negocio “de reparto” de yerba y algún que otro producto alimenticio.
“La primera marca que nos dijo sí y hasta el día de hoy, después de 12 años, seguimos trabajando, fue La Selva. Así arrancamos, en dos cuartos de una casa, la historia de PORTObelo, una firma que hoy es distribuidora de alimentos, bebidas, alimentos para mascotas y productos para el cuidado personal y del hogar”, dijo Falcón, agregando que “desde el 1º de enero de 2020 estoy solo al frente de la empresa”.
De unos pocos clientes en la ciudad de Mercedes, PORTObelo pasó con el correr de los años y el respaldo y confianza de cada vez más empresas, a tener más de 750 clientes en los departamentos de Soriano y Río Negro, alcanzando una facturación anual en el entorno de los 3 millones de dólares.
“A diario hacemos unas 150 entregas entre un universo de más de 2.000 productos de las principales empresas nacionales e internacionales que, a través de sus marcas, acompañan a los uruguayos en su día a día, en su casa u oficina de trabajo”, sostuvo el fundador y director de PORTObelo, agregando que entre esas firmas se destacan “Crufi, SC Johnson, Cololó, Azucarlito, Saman, Vecena y muchas otras”.
Según Falcón, las tres firmas que inciden en el volumen de facturación son La Selva, Crufi y SC Johnson, siendo que Crufi se incorporó hace poco, producto de la pérdida de ventas que tuvo PORTObelo debido al tipo de cambio que existía en Argentina.
“Nosotros, al estar apenas a 70 kilómetros de la frontera, sentimos el cimbronazo que significó el tipo de cambio argentino, con un dólar más favorable para los uruguayos. Fue un año de perder, mes a mes, ventas entre el 10% y 15%. Eso nos llevó, quizá no en el mejor momento, pero había que hacerlo, a invertir y apostar por otras líneas de productos. Así llegamos al frío”, dijo Falcón.
Con inversiones por encima de los 150.000 dólares, volcadas principalmente en vehículos y en cámaras de frío negativo (para productos congelados) y de frío positivo (para lácteos y embutidos), PORTObelo salió a hacer frente a un desafío que hoy ya tiene sus frutos positivos.
“No solo recuperamos la facturación que veníamos perdiendo todo el año, sino que incorporamos nuevos clientes y eso consolidó a la empresa en el territorio, porque en los 10 años de trayectoria que teníamos ya habíamos ganado nuestro lugar como líderes, pero sumar la línea de frío amplió nuestro negocio”, dijo Falcón.
Con el sueño de llegar a los 15 años –dentro de tres– con el depósito propio, de 1.500 o 2.000 m2, PORTObelo sabe que tiene por delante todavía varios desafíos, como competir con mayoristas, no con otros distribuidores, y otro más importante.
“La instalación de grandes superficies, que adquieren supermercados locales y que luego manejan su propia distribución, centralizada en Montevideo. En eso nosotros perdemos, de una día para otro, una venta del 15% que ya no podemos recuper,”, remarcó Falcón, quien si bien ha recibido ofertas de seguir creciendo hacia Salto y Paysandú, prefiere “seguir en un territorio más acotado, que no me aleje más de 100 kilómetros del depósito”.
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