Vindrais traerá una bicicleta eléctrica tope de gama (costará unos US$ 4.000)

(Por Mathías Buela) La empresa uruguaya especializada en bicicletas eléctricas ya triunfa en el mercado brasileño y desea coronar su crecimiento con este modelo en Uruguay.

El proyecto surge de un viaje que los hermanos Lorieto hicieron por Europa en 2015. En ese momento les llamó mucho la atención ver bicicletas eléctricas y volvieron con ganas de trabajar en algo relacionado. En ese proceso fueron incubados por Ithaka, incubadora de la Universidad Católica, también presentaron para un fondo de la ANII, lo validaron y empezaron a comercializar bicicletas importadas que adaptaban a un formato eléctrico.

En el 2017, a través de un amigo se les abre el mercado de Brasil y para 2019 ya habían instalado una tienda oficial en Camboriú.

Desde hace un año y medio están trabajando en Brasil con un prototipo del nuevo modelo eléctrico de la marca y lo quieren traer a Uruguay. Han trabajado con dos empresas brasileñas, una de diseño industrial y la  otra una customizadora de motos. “Se trata de un modelo futurista, sin caños, con chapas plegadas de aluminio que es súper versátil: se puede utilizar en cualquier tipo de terreno”. Diego Lorieto estima que el modelo va a costar entre US$ 3.500 y US$ 4.000 dólares y apunta a ser tope de gama.

Al día de hoy en Uruguay cuentan con una tienda en Punta del Este y hace poco abrieron en Montevideo un taller de service especializado en vehículos eléctricos para su Vindrais y otras marcas también. 

En cuanto al mercado uruguayo, el socio fundador de la marca cuenta que venden unas 200 bicicletas eléctricas por año, siendo el modelo V1 el más vendido. “Antes valía US$ 1.990 y el modelo 2022 está en US$ 2.000 con mejoras de gran calidad. El público se va educando y ya no busca sólo precio. Muchos ya han comprado vehículos eléctricos baratos y no han tenido buenos resultados, así que buscan dar saltos en calidad”.

El patrimonio también se moderniza (con US$ 11 millones de inversión Rener creó Jardín Castellanos)

La casa que perteneció a Alejandro Gallinal Heber y Elina Castellanos Etchebarne, dos figuras relevantes del quehacer social y cultural del país en el siglo XX, cobró hace cerca de tres años un nuevo rumbo, convirtiéndose en Jardín Castellanos, un desarrollo inmobiliario llevado adelante por Estudio Rener. En diálogo con InfoNegocios, uno de los directores de la empresa de proyectos y construcción, Daniel Rener, dijo que el edificio ya cuenta con una comercialización del 60% de las unidades y que culmina sus obras para, en julio, entregas las primeras unidades.