La iniciativa está en etapa inicial, pero ya movilizó al ecosistema industrial y ambiental local. Hace pocas semanas, representantes de KBR (compañía global de ingeniería y tecnología con sede en EE. UU.) visitaron Uruguay junto a BioNexo para reunirse con autoridades del Ministerio de Industria, Ministerio de Ambiente e intendencias. El objetivo fue presentar los lineamientos del proyecto y analizar el potencial de implementación.
Según explicó Nicolás Ferrari, director y cofundador de BioNexo, la tecnología propuesta por KBR no es pirólisis (proceso que utiliza altas temperaturas), sino un reciclaje químico que corta la cadena del polímero y devuelve el plástico a su estado original: monómeros. “Esto significa que el material vuelve a ser materia prima para fabricar plástico nuevo. Es economía circular en estado puro”, destacó.
El plan prevé que en 2026 se obtenga la aprobación formal como proyecto de interés por parte del Ministerio de Ambiente, lo que habilitaría la instalación de la planta industrial. Si los tiempos se cumplen, en 2028 Uruguay tendría su primera planta de reciclaje químico, con una inversión estimada en más de US$ 100 millones.
La empresa ya trabaja en acuerdos de recolección de plásticos que hoy no tienen destino (como polipropileno y polietileno de baja y alta densidad) y que terminan enterrados. En ese sentido, Ferrari sostuvo que “el Ministerio de Ambiente nos confirmó que actualmente no se reciclan unas 90.000 toneladas anuales de plásticos. Por lo tanto, las escalas mínimas para la planta industrial son de 25.000 toneladas, y se puede escalar a 50.000 u 80.000 toneladas según logremos captar y recolectar las diferentes corrientes de plásticos, tanto post-industriales como post-consumo”, detalló
“Queremos aprovechar un residuo que hoy es un problema y transformarlo en un recurso con valor agregado, listo para exportar”, comentó Ferrari. En tanto, aseguró que las mismas compañías petroquímicas europeas que hoy compran a BioNexo el aceite usado recolectado en Uruguay son las que demandarán este nuevo insumo.
Asimismo, adelantó que el paso siguiente, una vez que el Ministerio de Ambiente declare el proyecto de interés, será salir a buscar inversores. “Ya hay empresas interesadas en participar, incluso en Uruguay. Hoy estamos en una etapa inicial, pero con avances concretos, debido a que contamos con la tecnología, con la demanda asegurada y con interés de inversión”, remarcó.
Ferrari aseguró que las mismas compañías petroquímicas europeas que hoy compran a BioNexo el aceite usado recolectado en Uruguay son las que demandarán este nuevo insumo.
Mientras tanto, la empresa continúa consolidando su negocio principal: la recolección y exportación de aceite de cocina usado. Con más de 2.000 toneladas recolectadas al año, evita que el residuo contamine millones de litros de agua y que se emitan unas 6.000 toneladas de CO₂ anuales, además de formalizar a muchas familias recicladoras.
Por último, recalcó que “nuestro foco siempre es el mismo: recolectar residuos, transformarlos en materia prima certificada y exportarlos, sustituyendo petróleo y aportando a la economía circular”, concluyó.