“Situación Uruguay Segundo Semestre 2018” fue publicado ayer por el área de análisis del banco español BBVA. En la investigación se destacan las principales previsiones que los economistas argentinos a cargo, Gloria Sorensen, Adriana Haring y Juan Manuel Manías realizaron para nuestro país.
El cambio de gobierno en Brasil, con la reciente confirmación de Jair Bolsonaro en la presidencia del gigante de la Región y la situación actual de Argentina no serán motivos de contagio para Uruguay.
Sorensen, Jefe de BBVA Research, señaló que “Uruguay logró bajar la dependencia regional, fundamentalmente de Argentina, reduciendo las exportaciones a ese destino”. La diversificación va de la mano de que nuestro país amplió la red de socios comerciales fuera de la región, en países como China y Estados Unidos, logrando que nuestros vecinos pasen del segundo al cuarto puesto con un 5,6% del total de las exportaciones.
“Por su parte, se espera que en Brasil disminuya la volatilidad cambiaria post elecciones y que la economía vuelva a crecer, aumentando la demanda de productos uruguayos”, agregó.
Adriana Haring, por su parte, explicó que “en 2002 casi el 40% de los depósitos totales del sistema bancario correspondían a no residentes (argentinos) y hoy ese porcentaje se reduce a menos del 10%, debido a que hay mayores requisitos de liquidez y solvencia para el sistema financiero que reducen la exposición a activos riesgosos”.
Además, otro factor clave es que Uruguay consiguió transformar su matriz energética a partir de la inversión en energías renovables, lo que provocó una menor dependencia del petróleo importado. “Actualmente solo el 11% de las importaciones corresponden a petróleo, frente a los máximos de casi 30% de comienzos de la década”, añadió Haring.
Sin embargo, la crisis de confianza en Argentina sí golpeará a Uruguay por el lado del turismo. Los argentinos corresponden el 60% del total de visitantes con gastos por un 2,7% del PIB. “La próxima temporada turística será afectada por la devaluación en Argentina, que ya acumula 110% en 10 meses, y una inflación de 38% en igual período”, explicaron los economistas.
En consecuencia, el peso uruguayo será un 35% más caro en términos reales en relación al peso argentino, quedando a niveles muy cercanos a los de 2002 post devaluación argentina.
Por su parte, Manías comentó que prevén una baja del crecimiento económico en Uruguay, que se explica por “un enfriamiento del consumo, falta de dinamismo en la inversión privada y caída en las exportaciones como consecuencia de la sequía”.
En 2019, además de una erosión del resultado comercial por aumento de importaciones, “se registrará un ajuste en la cuenta de servicios reales dado que no esperamos una buena temporada en lo que hace al turismo, lo que terminará aumentando el déficit por cuenta corriente”, concluyó.