Rodrigo López, titular de Segmento SRL y licenciatario de marcas internacionales como Hasbro (Marvel, Monopoly, Nerf), Funko y Majorette/Transformers, advierte que la masificación de compras en plataformas chinas como Temu está cambiando las reglas del mercado local. López reclama medidas que protejan la seguridad infantil y la competencia leal entre quienes operan dentro del marco regulatorio y quienes ingresan productos a bajo costo sin los controles exigidos.
López explica que su empresa no vende al público final sino que distribuye a cadenas y comercios: afirma contar con alrededor de 200 clientes y cubrir cerca de 600 puntos de venta en todo el país. Desde esa doble condición —la de empresario que maneja marcas con exigencias de certificación y la de actor gremial— señala con preocupación la transformación del consumo: "Temu vende 10 veces más barato", sintetiza, y subraya que ese diferencial de precio no solo erosiona facturación sino que incentiva la entrada de mercancías que muchas veces no cumplen las normas de seguridad.
El fenómeno que el sector denomina “efecto Temu” tiene efectos comerciales y sanitarios, según López. En lo comercial, reporta cierres de locales: citó que en los últimos dos años se habrían cerrado alrededor de 30 puntos de venta especializados. En lo sanitario, advierte sobre la circulación de juguetes sin certificación y con riesgos para los niños —piezas pequeñas, materiales no aptos o réplicas peligrosas de juguetes— y afirma con dureza: "Hay actores que ingresan producto y no lo certifican —eso es ilegal".
Frente a ese escenario, la cadena de valor del sector impulsa iniciativas ante organismos del Estado. López detalló que desde la Asociación de Jugueteros del Uruguay (AJU) se está trabajando en la actualización de la normativa vigente y en gestiones con el Ministerio de Industria y el Ministerio de Economía para corregir vacíos regulatorios; mencionó además el reclamo por una fiscalización más efectiva de las importaciones comerciales. En su lectura, medidas como la aplicación de IVA a las compras por plataformas internacionales han tenido un efecto recaudatorio —"Ponerle IVA a Temu fue recaudación; no soluciona el problema", dijo— pero no equiparan las condiciones de competencia ni resuelven el capítulo de seguridad.
El empresario también hizo énfasis en la estructura del mercado local: lo dividió entre los juguetes con licencias internacionales —que implican inversiones en certificación, diseño y cumplimiento normativo— y un segmento genérico de alto volumen compuesto por importadores variados. Desde su posición, la demanda del sector es clara y concreta: que las reglas sean las mismas para todos, pero entendiendo por igualdad la obligación de respetar las normas de seguridad infantil y los controles de comercialización.
La discusión que plantea López —y que hoy atraviesa a fabricantes, distribuidores y autoridades— combina preocupaciones económicas por la pérdida de ventas y empleo con argumentos de protección del consumidor. Para los licenciatarios de marcas internacionales, la tensión está en preservar canales que garanticen calidad y seguridad frente a flujos de productos de muy bajo costo que llegan al mercado sin la trazabilidad ni las certificaciones requeridas.