El medicamento que se tomará como ejemplo lleva el nombre de Imuran, y está compuesto de una droga llamada Azatioprina. Este fármaco es de procedencia alemana y es fabricado por el laboratorio GlaxoSmithKline.
En Uruguay existen similares, pero la persona que quisiera o se viera en la obligación de comprarlo tendría que enfrentarse a un monto de $22.600. Hoy, la opción más accesible que existe en el país es la ofrecida por el Programa Paso, brindado por el mismo laboratorio, que consta de una bonificación del 50% del medicamento. De esta manera el precio final quedaría en $11.300. Esto quiere decir que la persona que recibiera un salario mínimo, estaría trabajando solamente para poder pagarse esa caja de medicamentos. La comida, la ropa o el alquiler de su casa o apartamento no podría pagarlo.
Sin embargo, el precio del mismo medicamento en Brasil es el equivalente a $3.560, en Argentina a $2.800 y en Paraguay a $2.500. Si el paciente viajara a cualquiera de estos tres países seguiría gastando menos que los $22.600. Obviamente esto es un procedimiento ilegal, pero en el caso de que la persona quisiera viajar, gastaría alrededor de $1.500 en pasaje de ida y vuelta, y a eso se le sumarían los $2.800 del medicamento. Es decir, el paciente terminaría ahorrando $18.300 respecto al precio original y $7.000 con el programa PASO.
Esto es exclusivamente como modo de comparación ya que cuando ese fármaco está en plaza, las posibilidades de importarlo son nulas. En el caso de que no existiera, la persona que necesite comprarlo debería dirigirse al Ministerio de Salud Pública, al Departamento de Medicamentos, y obtener la autorización correspondiente.
Esa autorización le permitiría traer determinada cantidad de cajas de medicamentos, pero una vez terminada, debería repetir el proceso, hacer los trámites correspondientes, y asumir todos los gastos que esto implica. No es solamente el precio del medicamento, a esto se le suma la tasa consular, el IVA, un guía de tránsito, el timbre profesional, honorarios, despachante y más intereses, lo que significaría un 60% o 70% más del costo original del producto.
Esta información es aplicable únicamente para los países que pertenezcan al Mercosur. Aquellos medicamentos que provengan de países externos a este deberán agregar, a todo lo anterior, un 8% de recargo.
Son muchos los factores que pueden hacer que la diferencia de precio sea tan grande, pero el paciente no es quien debe sufrir esas consecuencias. Uno de los motivos podría involucrar el envasado del medicamento. Hay ocasiones en donde el país importador pasa a formar parte de ese proceso y logra que su costo disminuya en gran medida. Sin embargo, la verdad de trasfondo resulta complicada de saber.