Los seis locales de Buenos Aires serán una “copia no oficial” de La Pasiva uruguaya (¿conflicto legal en puerta?)
Lo que comenzó siendo una buena noticia de negocios podría terminar en una compleja trama judicial entre empresarios de Uruguay y Argentina, ya que quien registró la marca La Pasiva en Argentina no contaría con el visto bueno del dueño de la franquicia en Uruguay y Brasil. Tal como nos comentó Pedro Kechichian, no hay ningún tipo de vínculo de la empresa creadora de la marca y Tomasa Molina, quien tuvo la astuta idea de registrar la marca en Argentina hace unos años, imposibilitando así, la llegada “oficial” de la cadena de restaurantes a la capital argentina. Cuando la consultamos directamente Molina se reservó detalles y nos derivó a su representante uruguayo. Mientras tanto, el fundador de la cadena de restaurantes, que dijo no querer hablar del tema porque está muy molesto y preocupado con la decisión de Molina de utilizar la marca para abrir restaurantes en Buenos Aires, no descartó acciones legales. Según pudimos averiguar, abrir una franquicia de La Pasiva cuesta entre US$ 80.000 y US$ 100.000, dependiendo de la locación. La noticia ya despertó interés de parte de los consumidores argentinos para quienes el restaurante goza de muy buena reputación, sobre todo por los “chivitos charrúas”, y se pueden ver comentarios al respecto en Twitter. Habrá que seguir de cerca el desenlace de esta historia.