Pero para dar un buen servicio no alcanza con poner un tentador pizarrón contando la oferta, sino que requiere una logística tan elaborada como los platos que salen de la cocina. Marcelo Angres, propietario de La Corte (ubicado en la peatonal Sarandí frente a la Plaza Matriz) asegura que el servicio requiere una delicada afinación, sobre todo en su establecimiento que “vende” unos 2.500 cubiertos por semana, una cifra impactante, sobre todo si tomamos en cuenta que el lugar está abierto de lunes a viernes y de 12 a 15.30. “Tenemos dos horas críticas en las que tenemos que sacar 4 platos por minuto, sin parar” ejemplifica. En promedio, cada mesa permanece en el restaurante unos 50 minutos, y la mayoría de sus clientes son fieles (el 60% del salón suele estar “bloqueado”), al punto de que la mitad de las comandas (el papelito donde consta el pedido de cada mesa) entra a la cocina con el nombre del cliente para que los cocineros sepan cómo debe salir ese plato. En La Corte hay tres propuestas de menú ejecutivo que cuestan $ 250, $ 300 y $ 400. Todas incluyen una “entradita” cortesía de la casa, plato principal, postre, bebida y café. Por semana se sirven 1.500 cafés.
El Menú Ejecutivo no es para cualquiera (comer a diario puede costar unos $ 6 mil mensuales)
En los epicentros corporativos como Ciudad Vieja, entorno de WTC e incluso la Avenida Arocena de Carrasco, apelar al menú ejecutivo suele ser una solución fácil y rápida para alimentarse, y de paso hacer una pausa de entre 45 minutos y 1 hora al mediodía (un estudio de la Universidad de Sussex, comer en la oficina puede afectar la salud emocional de las personas). Pero el bolsillo debe ser lo suficientemente “hondo” para enfrentar el gasto, que promedia los $ 6 mil mensuales, si salimos a comer afuera todos los días hábiles. En los distintos polos que testeamos, el promedio de este menú ronda los $ 300. La mayoría incluye plato, postre, bebida y café.
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