En ese marco han recuperado viejas fábricas. ¿Es un “sello” Campiglia?
Tenemos antecedentes de haber recuperado varias fábricas grandes, y tenemos algunos proyectos en marcha. Eso es muy bueno porque las antiguas fábricas estaban en lugares que hoy son céntricos y por lo tanto se vuelven excelentes ubicaciones. El proyecto de reciclaje más importante que hicimos fue el de la ex planta de Crush, en la calle Martín Fierro, donde teníamos la residencia de la empresa. Se recuperó una parte de la estructura existente y en el medio de la manzana se hizo un edificio de 10 pisos con una plaza interna, piscina, seguridad y otras prestaciones. Otro proyecto similar es el de la ex fábrica Hipertex, hoy edificio Loft del Prado, en la zona de Millán y Bulevar Artigas, que se había incendiado y afectado la fábrica Pernigotti que estaba al lado. Este último se remató, lo compramos y lo usamos como depósito hasta ahora que ya lo ingresamos como proyecto de interés social para apartamentos de 2 y 3 dormitorios con cocheras.
Hace un tiempo separaron la parte de ingeniería que pasó a llamarse Ebital. ¿Cuál fue la razón?
Teníamos una División que le llamábamos Ingeniería que estaba dedicada a licitaciones públicas y grandes obras para terceros. Vimos la necesidad del mercado de ampliar esa División y dado el volumen de trabajo que alcanzó, merecía tener su propia identidad, fue por eso que nació Ebital en su momento una empresa de Campiglia y ahora independiente. Se ocupa de proyectos ya definidos donde el propietario de la obra es otro. En el caso de Campiglia Construcciones principalmente actuamos como promotores, donde nosotros somos siempre accionistas de parte del proyecto y participamos en todas las fases. Desde la compra de la tierra, el diseño, la selección de técnicos para que elaboren el proyecto, el grupo que respalda la operación, la venta y, cuando hay necesidad, también la financiación.
¿Hoy están financiando?
Lo hacemos en algunos casos ya que preferimos que lo haga el banco porque es su negocio y nosotros precisamos el dinero para seguir invirtiendo. Pero hay clientes que piden un plazo más corto y por un tema de practicidad se los facilitamos y les ayudamos a que compren.
¿Cómo están evolucionando las inversiones de argentinos en el sector?
Hay una tendencia de argentinos que compran en Uruguay, y con mucha alegría, porque se sienten mucho más seguros tanto institucionalmente como por la transparencia de los procesos de compra y la estabilidad.
¿Se aprecia mayor demanda de brasileños?
Muy poca, quizás más en Punta del Este, donde nosotros no operamos.
¿Cuáles son hoy las zonas más atractivas para los inversores?
Las zonas costeras siguen siendo las más buscadas. Pero en el segmento de viviendas de interés social hay zonas como el Prado o Capurro que tienen mucho potencial. Precisamente en Capurro tenemos un proyecto de viviendas y oficinas pero para que se concrete deben darse algunas condicionantes, ya que es algo que está impulsando la Intendencia.
¿Cómo ve el valor de la tierra y las propiedades respecto a otros mercados?
Tanto en el valor de la tierra como en el de la propiedad estamos baratos. Si miramos los valores medios en distintas capitales del mundo estamos a nivel de ciudades de África. Para determinar si hay o no burbuja yo mido el costo y el precio de venta. Los márgenes son acotadísimos y por lo tanto no hay burbuja. La clave es ser muy eficiente, lo que en momentos de crecimiento es más difícil, entre otras cosas, por la falta de mano de obra calificada.
¿Cuántos empleados tiene la empresa?
Unas 1.500 personas en planilla más los subcontratos que son casi un 50% más.
¿Están teniendo dificultades para conseguir trabajadores?
La construcción siempre fue receptora de gente con menos capacidades pero a pesar de que hay oferta el problema que tenemos es que falta actitud hacia el trabajo, sobre todo de los más jóvenes. Este es un problema ahora aunque también lo era cuando empecé la empresa en el año 79.
¿A los trabajadores de Campiglia se les capacita dentro de la empresa?
La mayoría de nuestros gerentes y personal de obra empezaron como pasantes o aprendices. No hay en la empresa cultura de contratar “genios” sino que vamos aprendiendo y capacitando desde adentro. Sí hay cultura de trabajo en equipo, no se castigan los errores sino que al contrario se trata de aprender de ellos.
¿Qué perspectivas ve para el sector en los próximos cinco años?
Yo soy siempre optimista pero muy realista. En nuestro país se está generando más trabajo, nos falta gente, y una vez que se consigue hay que tenerla contenta más allá del salario para que se quede. Las remuneraciones hoy son altas, por lo que aumentar la productividad es fundamental. El salario de la construcción aumentó muchísimo pero si no aumenta la productividad los más perjudicados son los propios trabajadores porque todos estos proyectos de interés social van a estar a valores más difíciles de acceder. Hay un tema de equilibrio que hay que comprender: el salario alto nos conviene a todos pero tiene que haber productividad para que el salario alto no moleste. Y por suerte ya se está empezando a hablar del tema que antes era tabú.
¿Qué nuevas líneas de negocios están desarrollando?
Seguimos reforzando Campiglia Pilay, un negocio basado en un concepto que en Argentina está desde hace 25 años y que soportó crisis de todo tipo pero en Uruguay es todavía nuevo y tiene apenas dos años.
¿En qué se basa el concepto?
En lugar de ahorrar en monedas o en el banco, ahorro “en ladrillos” con una pequeña cuota mensual. Si no quiero seguir ahorrando ese dinero se ajusta en costo de construcción, que es mejor que tener la plata en el banco en la moneda que quieras. Antes de entrar en este negocio estuvimos estudiando mucho por qué había permanecido tantos años en Argentina. Nos gusta porque es un negocio a largo plazo, nos genera la posibilidad de trabajo independientemente de crisis y nos permite planificar. En Argentina hay mucha gente que lo utiliza como inversión: al momento que se les adjudica lo venden, algo que ya empezó a suceder en Uruguay. Es una alternativa de ahorro diferente, una inversión financiera interesante. En estos días entregamos los primeros apartamentos en la Torreseis (Tres Cruces) y estamos empezando la construcción de un segundo edificio en Malvín de 64 apartamentos.
Eduardo Campiglia: El salario alto nos conviene a todos pero tiene que haber productividad
El 2012 será un año récord para Campiglia. Y según las proyecciones el 2013 será todavía mejor. Y si bien el presidente de la empresa, Ingeniero Eduardo Campiglia es, por definición, un hombre optimista, reconoce que hay aspectos a trabajar. Uno de ellos es la formación de trabajadores y otra el avance en la productividad.
¿Cómo evolucionan los distintos segmentos en los que trabaja la empresa?
Estamos ingresando unos cuantos proyectos amparados en la nueva ley de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV) para la construcción de viviendas de interés social. Y los resultados se van a ver dentro de algunos años, dado que va agregar al mercado viviendas de nivel medio. Es probable que los alquileres de las viviendas nuevas se mantengan pero las que no estén en condiciones tenderán a bajar.
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