Los 4 bares más antiguos de Montevideo que siguen en pie (y con público)

(Por Antonella Echenique) Montevideo tiene bares que no solo siguen abiertos, sino que también cuentan cómo era la ciudad hace más de un siglo. Algunos nacieron en plena Ciudad Vieja, otros en 18 de Julio y hasta en Punta Carretas. Hoy siguen firmes, con recetas propias, historia familiar y mucha identidad. Acá te recomendamos los 4 bares más antiguos para que visites.

  1. Café Brasilero (aprox. 1870, fecha oficial 1877)

El Café Brasilero es, probablemente, el bar más antiguo en actividad de Montevideo. Según su actual dueño, Santiago Gomez, la fecha que se tomó como oficial es 1877, cuando “se hace una venta de una familia a otra”, según figura en el Libro del Centenario de Montevideo. Pero en realidad, “el café abrió antes de 1870”, aseguró.

Ubicado en Ciudad Vieja, el bar mantiene su estructura original y una historia fuerte vinculada a la cultura. “El desafío más grande es el mantenimiento del lugar, porque es un lugar viejo, y el otro gran desafío es la zona”, dijo Gomez, quien lo gestiona hace 15 años. También recuerda que Eduardo Galeano lo consideraba su “segunda casa” y que desde ahí recibía su correspondencia.

Además de conservar ese espíritu bohemio y literario, el bar amplió su propuesta gastronómica. “Antes se abastecía solo con productos tercerizados, pero desde que lo tomé tenemos cocina propia y elaboración propia”, comentó.  Entre sus productos más elegidos están las tartas, medialunas y un menú diario con sopas y comidas caseras.

  1. Bar Facal (1882)

Si bien empezó como una fábrica de chocolates y mermeladas, el Bar Facal se convirtió en bar en 1882. Ubicado en la emblemática esquina de 18 de Julio y Yí, se distingue por su capacidad de adaptación e innovación.

“Dicen que es la única esquina en Uruguay que llegó a tener un bar en cada rincón. Primero desapareció El Latino, luego Socos, y después El Chivito de Oro. Nosotros somos los únicos que seguimos en pie”, dijo su director, Federico Celsi.

Facal fue pionero en incorporar el primer deck en Montevideo, televisores de plasma cuando todavía nadie los entendía, y hoy suma accesibilidad con rampas, cartas en braille y tecnología para personas con audífonos. “Nosotros tenemos historia, y eso hay que conservarlo”, afirmó Celsi. En su menú, destacan el café de especialidad colombiano, los churros y el clásico chivito con lomo.

  1. Bar Fun Fun (1895)

Fundado por el bisabuelo de Gonzalo Acosta López, el Bar Fun Fun nació con un carrito ambulante en el puerto y luego se instaló en una pieza del Mercado Central Viejo. “Mi bisabuelo era tartamudo y tenía miedo de abrir el local. Decía ‘¿fu-fu-fu funcionará?’ y por eso le empezaron a decir ‘Fun Fun’. De ahí viene el nombre original del bar”, relató Acosta López.

La bebida icónica de Fun Fun es la Huita, un licor de vino dulce con 22 grados de alcohol que se toma frío, tipo shot. “Fue la bebida favorita de Gardel. En 1933, sentado en el mostrador de estaño del bar, se tomó unas huitas y desde entonces la bebida se hizo célebre”. Su receta es un secreto familiar inventado por la abuela de Gonzalo, y aunque su sabor es fuerte, es dulce y muy apreciado por los clientes.

Gonzalo, que lleva 37 años en el local, destaca que “para mí es como mi hogar. Tenemos un equipo de trabajo muy familiar, con personas que llevan 20, 25 años trabajando acá”.

Fun Fun mantiene el tango como esencia, pero también ofrece espectáculos de candombe y música uruguaya tradicional. “Viene mucho turismo, especialmente brasileños, que buscan el baile de tango. No hacemos publicidad afuera, llegan por recomendación boca a boca”, finalizó. 

  1. Bar Tabaré (1919)

“Bar Tabaré nació en 1919 en una zona que entonces era periférica, con un bar y almacén destinado a pescadores y obreros”, explicó Santiago Gómez, dueño del Tabaré y Brasilero.

“Funcionó mucho tiempo como bar almacén hasta que en 1996 Pepe y David Álvarez le dieron un giro gastronómico con chefs internacionales y espectáculos en la cava”, relató Gómez. “En su momento sumaron chefs japoneses, españoles, peruanos, chilenos y mexicanos, y armaron una carta con fuerte inversión en gastronomía y en la cava, que antes era depósito de vinos y licores”, comentó.

Tras un cierre, Santiago reabrió Tabaré con una propuesta más informal, tipo bodegón, que mantiene la estructura y el ambiente de época en Punta Carretas, una zona privilegiada de Montevideo.

“Lo que buscamos es un lugar de buena calidad pero accesible, con comida casera y platos que recuerdan a la fonda tradicional, sin perder la esencia de bar histórico”, explicó.  “Además, mantenemos la cava como espacio para espectáculos, con shows que siguen atrayendo público de todas las edades”, aseguró.

Para Santiago, Tabaré no es solo un bar, es parte del patrimonio cultural y social de Montevideo. “Es el único bar-almacén histórico abierto en Punta Carretas, y queremos que siga siendo un punto de encuentro para vecinos, turistas y amantes de la buena comida y la cultura local”, concluyó.

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