Cuando bajó del barco en nuestro puerto ya tenía unas cuantas canciones a plasmar en su primer disco, “Índigo”. Este arranca a puro piano, su instrumento, y reconcilia a las capitales rioplatenses gracias a la voz que posee y a las teclas de las que dispone. “Índigo” fue una paradoja artística: una explosión de expresión hecha con escaso combustible, más que nada voz y piano.
Su más reciente disco, “Si canto es porque puedo”, demuestra otras cosas. Como una banda con arreglos más finos y adornados. O la ambición de hacer convivir detalles murgueros con jazz, “violínpop” y una forma de tocar el piano que, luego de años de estudio, es capaz de abarcar muchos estilos y géneros distintos.
En el centro, una voz que por un lado lleva en sí la intensidad y la potencia de una autora con urgencias para decir cosas sobre ella misma, sobre lo que la rodea y sobre su condición de mujer. Por el otro, la menos solemne actitud de quien se enamora y se deja llevar. Todo eso amalgamado en una propuesta singular, diferente, a lo que la escena uruguaya está habituada.
Una importante parte de todo ese recorrido, y los frutos que ha dado hasta ahora, es lo que estará en el escenario de Sala Zitarrosa el próximo viernes 11 de marzo a las 21 horas, en el marco del Ciclo MAREA, que busca visibilizar a las mujeres y disidencias de la música y el audiovisual.