Karin Boye, 2 poemas 2
El triunfo, el triunfo no tiene voz ninguna,
ningún frenético clamor de júbilo.
¿Existen caminos tan sencillos y llanos
bajo esa luz tan sobriamente austera?
El triunfo, el triunfo no tiene color alguno.
Frente a su mirada, la opulencia parece lastimosa.
Sereno y pálido en su pálida aureola
se aleja, silencioso, de la mentira y el estrépito.
El triunfo, el triunfo, es raras veces visto,
pasa de largo, como un espíritu en visita.
Bienaventurado aquel a quien su claro espectro
espera con luces en la fiesta de la muerte.
El blog de Emma Gunst.