“Zambrano y Compañía empezó hace 32 años. Antes yo había trabajado un montón de años en Victorica, siempre vinculado al ámbito rural. Me di cuenta bastante temprano que mi vocación era el comercio, la adrenalina diaria vinculada al campo y sus productos. Estuve rematando y haciendo un poco de todo”.
“El objetivo de la empresa fue ir anexando cada vez más rubros, empezamos con la lana, siempre buscando el servicio, la vocación de servicio, y de alguna manera buscar qué es lo que los productores precisaban para la parte comercial. Nunca integramos nada, ni compramos ni vendemos. Nosotros vendemos servicios”.
“Poco a poco fueron entrando mis hijos al negocio, todos con un esquema de “barriendo el patio” como le digo yo siempre y si querían estar estaban y si querían irse a otro lado se iban. Ningún privilegio, ninguna ventaja, son uno más de lo que es Zambrano y Compañía.
La base inicial, decidí hacerla en Montevideo a pesar de que las vacas están en el interior, ahí fue que me concentré, y después empezamos a abrir sucursales en todo el interior, atendiendo todos los clientes, la dinámica misma de las cosas, la tecnología hizo que todo se vuelva mucho más dinámico. En Montevideo somos 45 personas y en el interior 120 en todos los departamentos”.
“Si los negocios no son factibles, nosotros no hacemos el negocio, no hacemos que el inversor se arriesgue. Avalamos a los clientes y les proporcionamos seguridad. La pandemia no afectó de forma considerable a nuestro sector”.