InfoNegocios habló con editorial Santillana y editorial Fin de Siglo, acerca de cómo ha sido el impacto del nuevo formato de libros en el mercado uruguayo.
Lorena Montesanto, encargada de Comunicación y Redes Sociales de Santillana, señaló que los libros digitales no se toman como competencia, sino como una forma de promover la lectura. Dentro de la Biblioteca País, en el marco del Plan Ceibal, existe un gran número de ejemplares de la editorial y esto posibilita llegar a un interesante número de niños. Asimismo, una vez leído el libro en el formato digital, quieran adquirir el libro físico, así como también comentarlo tanto con sus padres como con otros de su edad.
Según Montesanto, se leen más libros para niños y jóvenes que para adultos, y es necesario darse cuenta que el e-book forma parte del ecosistema del libro.
Por su parte, Alicia Guglielmo, administradora de la editorial Fin de Siglo, señaló que han acompañado el proceso y que poseen más de 100 títulos convertidos a e-books, pero que hasta el momento no representa un ingreso considerable desde el punto de vista económico.
Esta editorial también posee libros dentro de la Biblioteca País, tanto para niños como para jóvenes y adultos. Guglielmo señaló que la experiencia de Fin de Siglo con este plan ha sido muy buena. Sostuvo, además, que la nuevas forma de comercialización es lo que aún no se encuentra desarrollado en Uruguay; en donde sí se puede encontrar avanzado es en Alemania, por ejemplo.
“Se está vendiendo menos en formato papel, en el mundo entero. En este momento los audiolibros son lo que están despegando, pero en el mundo, no acá”, agregó Alicia Guglielmo.
Según la opinión de la editora de “Loqueleo” de Santillana, Viviana Echeverría, el libro físico mantiene su prevalencia sobre el e-book. “Cuando apareció el formato, resultó ser una gran alarma ya que se consideró que su desarrollo sería más rápido del que ha demostrado hasta ahora. (...) Nuestra venta no se ha visto resentida”, explicó.
Para la editora, la Biblioteca País funciona como una gran vidriera para los escritores, no solo porque se obtienen estadísticas de cuántas personas los leen —el libro más leído el mes pasado fue “Mi Mundial, de Daniel Baldi—, sino porque se llega también a personas que quizás no tienen la posibilidad de comprar el libro físico.
Ceibal paga por licencias a las editoriales, las cuales se compran en paquetes de aproximadamente diez libros. Cada licencia tiene 24 descargas. Los usuarios descargan una publicación y tienen 21 días para leerla, en caso de no haberlo terminado, deberán volver a descargarla.
“El ingreso para los autores no es significativo, sigue siendo mucho mayor el del libro físico. Yo creo que esto tiene que irse acomodando”, finalizó Echeverría.