El gusto por servir una buena mesa y la predisposición de sentir en el paladar un exquisito bocado hicieron de La Italiana un lugar de referencia. Como tienda de delicatessen, hace más de tres décadas –más precisamente desde 1985– que esta empresa ofrece especialidades en fiambres, embutidos, carnes y patés, entre otras cosas. Un clásico infaltable de muchos eventos empresariales e innumerables reuniones o fiestas entre amigos era su servicio de tablas o los denominados banquetes, una selección de productos para lucirse y darse el gusto.
El punto es que, más allá de sus años en el negocio y de la fidelidad de su clientela, La Italiana –cuyos locales están ubicados en Pocitos y el Prado– no esperaba el estancamiento comercial que generó en todos los sectores el COVID-19, provocando que Eduardo Grajales –propietario de la empresa– tuviera que pensar qué estrategia seguir ante el vacío en las calles y, fundamentalmente, el distanciamiento social voluntario como el obligatorio, sobre todo en los casos de salones de fiestas y lugares de encuentro.
“Para poner esto en números –dijo Grajales a InfoNegocios–, de 60 o 70 tablas que vendíamos, por mes, para reuniones o agasajos, pasamos a vender entre cinco o máximo siete. Todo lo que era preparaciones para asados, para parrillas, también cayó. De todos modos, hay movimiento, poco pero hay, entonces hay que estar al firme para brindar la mejor atención”.
Uno de los puntos interesantes que Grajales señaló es que, de algún modo, percibe un cambio profundo en el hábito del consumidor, ya que al tratarse de alimentos, pero no de primera necesidad, elige todo lo de producción nacional. “Esto es más que evidente en lo que se refiere a aceites de oliva, quesos y vinos”, puntualizó el comerciante, agregando que cerró marzo con un 30% menos de ventas en lo global.
“Digamos que fue un mes muy particular, porque la baja se notó en la segunda quincena. Así que creo que recién cuando pasemos raya a abril vamos a darnos cuenta de la verdadera dimensión que esto está teniendo. Por un lado vamos a poder compararlo con abril del año pasado. Por otro, vamos a poder medirlo con otros sectores, aunque el nuestro, al tratarse de alimentos, viene menos golpeado que otros. Frente a esos casos, tenemos que estar agradecidos de seguir trabajando y estimar que la baja ronde el 35% o 40%”, remarcó Grajales.
Según el propietario de La Italiana, tener los dos locales abiertos significa “empatar o perder, pero no es momento de analizar ganancias, sino de mantenerse abiertos, con el total de empleados trabajando (25), con las mismas obligaciones salariales y apostando a que la dinámica de todo esto no nos arrastre ni hunda, sino que podamos seguir hasta que venga el empujón para repuntar”.