Con una trayectoria vitivinícola de más de 70 años, la bodega De Lucca -una empresa de carácter 100% familiar- es la única en el país que vinifica la uva Marsanne, de origen francés, con la que producen anualmente unas 5.000 botellas de un vino blanco seco, diferente, original, con una tonalidad dorada única.
A esta apuesta a la uva Marsanne -además de la Nero d'Avola y la Aglianico, también únicas en Uruguay-, De Lucca ahora propone como novedad el vino Naranja de Marsanne, que nada tiene que ver con el cítrico, sino con su elaboración.
“Para decirlo en términos muy simples, el vino naranja no es otra cosa que un vino blanco que se vinifica o elabora como si fuese un vino tinto”, dijo Agostina De Lucca a InfoNegocios, agregando que esto se trata de “dejar macerar el mosto de la uva junto a la cáscara, cuyo contacto, después de un tiempo determinado, va tiñendo el vino dándole un color naranja”.
De Lucca, gerente general de la bodega y tercera generación de la familia vinculada a la producción y comercialización de vinos, recordó que la primera experiencia con la nueva etiqueta Naranja fue en la vendimia de 2020, “en una única barrica”, de la que salieron alrededor de 250 botellas.
“Se trató y trata del primer y único vino naranja de Marsanne -sostuvo De Lucca-, cuyo recibimiento fue muy bueno, llegando a obtener 91 puntos en la última edición de Descorchados”.
Este buen comienzo animó a Agostina De Lucca y su padre, Reinaldo “Tano” De Lucca, a producir con la nueva vendimia otro lote de Naranja, “siendo esta vez dos barricas, lo que nos ha dado una partida exclusiva y muy limitada de 600 botellas”.
A un precio promedio de $ 480, Naranja de De Lucca puede adquirirse directamente en la bodega o en pocos puntos especializados.
Pero Naranja no fue la única innovación en la que se animó a arriesgar la familia De Lucca, la otra fue un Tannat absolutamente natural, cuya etiqueta lleva como marca Tano. “Es claro que el nombre es por mi padre -dijo De Lucca-, y se trata de un vino sin agregado de sulfitos, fermentado con levaduras nativas o indígenas, también de partida limitada, de 1.500 botellas”.
Según la gerente general de la bodega, la idea es seguir buscando nuevas experiencias para el paladar de los uruguayos, así como también para los apasionados del vino alrededor del mundo, dado que desde El Colorado a distintos rincones de Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil y México -entre otros países-, la identidad de De Lucca se sirve en copa cristalina.