¿Cuál es la clave para sostener un negocio después de tantos años? Principalmente, conservar la calidad y adaptarse a las nuevas necesidades del mercado. Cecilia Godoy Cammardella, nieta de Carmelo y directora de La Nueva Roma, cuenta que la adaptación comprendió la formación constante, la comunicación, la división de tareas para el fortalecimiento en calidad y producción, incorporación de distintos cursos, ferias internacionales, intercambio con referentes experimentados de la profesión y hasta la realización de una maestría en “Expertos en elaboración de Helados Artesanales” en una universidad de España por parte del ingeniero químico que integra el grupo a cargo de la marca.
Tras el fallecimiento de su fundador en la década de los '80 -momento de quiebre y cambios para toda la familia y el negocio-, hoy el emprendimiento es gestionado por la tercera generación, que va de los 28 a los 35 años, y con distintas profesiones. Sebastián es ingeniero químico; Martín es contador; Federico, analista en Sistemas; Nicolás, psicólogo y Cecilia es arquitecta. "Integramos los conocimientos en cada área con el afán de nutrir el funcionamiento de la heladería. Nos adaptamos a los cambios y generamos nuevos proyectos", asegura.
De la forma de producir helados en los años '60 queda poco en la actualidad, aunque la clave es conservar la misma calidad. "Las recetas originales se han modificado con el fin de mejorarlas. En esos cambios encontramos la ampliación de nuestros productos y generamos una gran variedad de sabores a lo largo de los años", dice la mujer. Entre las nuevas variedades están el sabor Alfajor, Kinder, Garrapiñada, Palito de la Selva, Acai y sabores para ocasiones puntuales. Asimismo, algunos productos surgieron por demanda de los clientes, como por ejemplo, los helados aptos para veganos, como sin azúcar agregada.
"Trabajamos continuamente en incorporar retos. Formulamos cada sabor por lo que hace que lleguemos a un excelente producto final. Por este motivo creemos que nos eligen nuestros clientes. Somos sumamente exigentes en nuestra calidad", cuenta Cecilia.
La heladería creció de un primer negocio en Vilardebo 1579 -donde hoy está la central de producción- a presencia a eventos sociales, fiestas, aniversarios, acontecimientos gastronómicos. La Nueva Roma también cuenta con un foodtruck y una nueva sucursal: La Nueva Roma Pocitos. Cecilia Godoy Cammardella dice: "A futuro tenemos en vista incorporar nuevas sucursales para poder llegar a la mayoría de las zonas de Montevideo. Nos consultan constantemente por la incorporación de franquicias, pero queremos lograr la misma atención, tanto en la sede principal como en las franquicias, por lo que venimos estudiando y preparándonos para lo que se viene".
La irrupción de la tecnología también modificó la manera de relacionarse con los clientes. "Las redes sociales se instauraron como parte de nuestra identidad, permitiéndonos compartir nuestro proceso de elaboración, innovaciones, promociones, entre otros. Esta ha sido una experiencia muy enriquecedora", cuenta Cecilia. La respuesta de la gente es inmediata. Así como detrás del mostrador de La Nueva Roma han pasado ya tres generaciones, entre los clientes se cuentan anécdotas en la heladería desde varias décadas atrás.