Los estudios médicos de este abordaje se realizan en laboratorios de Estados Unidos e Inglaterra, únicos en el mundo. Silvina Tocchetti, fundadora y directora de la clínica Mind Nutrition, consultorio especializado en medicina funcional, nos explica de qué se trata:
¿Cómo podría describir la medicina funcional para quien no está familiarizado con la idea?
Es un abordaje de la salud basado en la evidencia científica, que se establece en 1991 a partir de la creación del Institute for Functional Medicine en Estados Unidos. Surge gracias a la visión de pioneros en este campo, entre ellos el Dr. Jeffrey Bland, reconocido como fundador de la medicina funcional y especialista en bioquímica, biología y nutrición. Así se estableció un nuevo campo que revolucionó la forma en la que comprendemos nuestra salud.
Instituciones internacionales en el campo de la salud como Cleveland Clinic y Clínica Mayo integraron la medicina funcional a sus sistemas de salud.
No se enfoca en la patología, sino en identificar, analizar, interconectar y revertir las causas de la misma. Optimiza las funciones del organismo para devolverle su capacidad de operar saludablemente. Trabaja de forma complementaria a la medicina convencional, centrándose en la individualidad bioquímica, fisiológica, metabólica, neurológica y genética de cada organismo en su contexto, buscando corregir sutiles desbalances en estas áreas que, cuando son desatendidos, generan disfunciones y patologías mayores.
Ustedes mandan los estudios médicos a hacer al exterior, a Inglaterra si no me equivoco. ¿Cuál es la razón?
Porque son desarrollados por laboratorios especializados, pioneros en la investigación sobre medicina funcional que se encuentran en Estados Unidos e Inglaterra, siendo los únicos en el mundo.
Yo trabajo con esta red hace más de 20 años, y al igual que colegas internacionales del rubro, realizamos análisis funcionales en las sedes centrales de estos laboratorios. Aún no se han desarrollado estas tecnologías aquí en Uruguay, ya que son relativamente nuevas en el mundo, y requieren de una cierta demanda para que sea económicamente viable reproducirlas en otros países.
Se sabe que los estudios son caros, ¿por qué es esto?
El abordaje es muy moderno y utiliza herramientas de última generación que actualmente traen aparejadas costos elevados.
De todas formas ya estamos investigando diferentes vías para poder ofrecer este servicio a más personas que lo necesitan, como la atención grupal y posibles convenios con seguros de salud. A su vez el costo de los exámenes, como todo lo nuevo, irá bajando en la medida que crezca el conocimiento sobre sus beneficios. En algunos casos la atención grupal, aunque menos personalizada, logra un gran éxito, cuando estamos hablando de un grupo con menos disfunciones y más deseos de realizar un trabajo de prevención.
¿Podría decir cuáles son los costos o al menos aproximarse a ellos quizás a través de un ejemplo puntual de algún paciente que haya tratado?
Varía muchísimo dependiendo del caso, ya que uno de los principios de este abordaje es que es absolutamente personalizado.
De hecho, existe una pre-entrevista para saber si este abordaje realmente puede beneficiarte. Luego comienza una etapa de investigación, cuya metodología se basa en las últimas prácticas recomendadas de la medicina funcional, con cuestionarios guiados específicos y una segunda entrevista extensa antes de poder evaluar qué es lo indicado para cada paciente.
Incluso cuando surgen motivos de consulta muy similares (por ejemplo, ansiedad, colon irritable o jaquecas) esto no significa que el método sea el mismo, porque cada persona es mucho más que sus síntomas.
El abordaje requiere de una inversión considerable, porque por el momento es privada y el hecho de mandar los exámenes al exterior conlleva costos elevados.
La primer entrevista de preparación tiene un costo de US$ 50 y la primera consulta de medicina funcional tiene un costo de US$ 220. Esta última es una consulta que tiene una duración de 60 a 90 minutos, donde se realiza una devolución personalizada y concreta.