Hace 10 años, luego de trabajar para diversas empresas, Facundo del Castillo -en aquel entonces con 26 años de edad- decidió fundar Ingenium, “un estudio profesional más que una empresa”, como él dice, “porque si bien de Ingeniería salís con sólidos conocimientos técnicos, no salís sabiendo cómo hacer un modelo de negocio y mucho menos cómo hacés para que tu servicio pueda exportarse”.
Hoy, una década después, con mucho profesionalismo pero también con una cuota de mucho tesón, el director de esta consultora especializada en ingeniería estructural dijo a InfoNegocios que “haber salido al mundo y trabajar en el exterior nos ha permitido crecer, todos los años, entre un 10% y 20%, al tiempo que nos ha abierto muchas más puertas en Uruguay”.
En términos muy simples, para entender el campo de desarrollo de Ingenium, hay que destacar que Del Castillo junto a su equipo -que actualmente son 15 profesionales, con la incorporación brevemente de tres técnicos más, estando el 50% abocado al exterior-, lleva sus servicios a 10 países, entre los que se encuentran Paraguay, Bolivia, Perú, Chile y Panamá, “mercados muy competitivos en los que puja mucho el precio de los servicios”, sostuvo el ingeniero.
“Esta coyuntura latinoamericana -señaló Del Castillo- nos impulsó a ir por Europa, donde uno de los proyectos más destacados que hicimos, por su visibilidad, fue en España, concretamente la academia deportiva del club Atlético de Madrid, lo que aquí vendría a ser el Complejo Celeste de la selección uruguaya”.
Según el director de Ingenium, entre las exportaciones de un servicio poco tradicional para el país y el trabajo local que vienen haciendo, el estudio “más de 500 proyectos desarrollados, más de 150 clientes y por arriba del millón de metros cuadrados proyectados”.
Estos números sin duda son una carta de presentación más que importante y le han valido a Ingenium nuevas oportunidades, “como la colaboración que acabamos de concretar con Suecia, con la empresa más grande del mundo especializada en estructuras y que, para tener una referencia, es la que intervino en la planta de UPM y UPM 2”, señaló Del Castillo.
Encontrar, más allá de las oportunidades, el punto de eficiencia que determine el diferencial que una pequeña y mediana empresa como Ingenium puede tener en un mercado muchísimo más amplio es, sin duda, el valor agregado que Uruguay tiene que exportar al mundo.
“La calidad, la experiencia y ese valor extra es lo que nos permite exportar ingeniería, que no es lo más habitual”, dijo Del Castillo, agregando que “no somos los únicos, pero sí los de porte más pequeño”.
Empresa o consultora, el punto es que además del reciente proyecto que ya inició en abril en Suecia, Ingenium viene teniendo encuentros y negociaciones con una importante empresa en Holanda.
Mientras tanto, Del Castillo señala que las empresas exportadoras de servicios profesionales de arquitectura e ingeniería están teniendo más visibilidad y eso contribuye al negocio, lo mismo que recibir premios, como tuvieron ellos en diciembre de 2020 cuando la Unión de Exportadores del Uruguay le otorgaron el reconocimiento a empresa en “Mayor crecimiento”.