Turistas de elite se alejan de la Península (Gorlero es feudo de la clase media).
El ojo de un locatario como Marcos Grolero, que fue durante años jefe de Relaciones Públicas del Conrad y hoy asesora en comunicación y marketing a empresas, nos marca una realidad: los turistas de elite están cada vez más lejos del ruido puntaesteño. “La sensación actual y cada vez más marcada, es que el turismo extrarregional, los empresarios y familias más poderosas de la región, le dan la espalda al ruido y cemento de los grandes edificios que ofrece hoy Punta del Este, y lo cambian por la naturaleza, mostrarse poco y disfrutar de ostentosas fiestas pero en privado” señala. Hoy, la avenida Gorlero ya no tiene el brillo de los años 80 y 90, aparece como una opción más, o llama la atención de quienes vienen por primera vez (como los cruceristas), transformándose en feudo de la clase media. En la vereda opuesta, los turistas “grossos” buscan alejarse de la Península y acomodarse en grandes chacras, mansiones que se alquilan por miles de dólares diarios, hoteles boutique y posadas de lujo, donde encontrar silencio y una combinación cada vez es más buscada: turismo en el campo a metros del mar.