“Fue como un hijo”, dijo Isabel Porto a InfoNegocios al referirse a los nueve meses de obra que tuvo que esperar, junto a Marcos Uría, para inaugurar CatArte, un nuevo restaurante y wine bar que abrió en Ciudad Vieja, más precisamente en Bacacay esquina peatonal Sarandí.
Según Porto, hace varios años que ella junto a Uría vienen trabajando en la degustación y cata de vinos en distintos espacios, siempre de modo independiente o invitados especialmente para la ocasión.
“Lo que ocurrió es que, a mediados del año pasado dimos con este lugar, con este local, y nos pareció que era momento de que CatArte tuviera su propio escenario”, sostuvo la sommelier, formada en el Instituto Gato Dumas.
Antes de la inauguración oficial de CatArte, como bien puede apreciarse en las redes de la marca, la dupla de sommeliers fue realizando distintas catas específicas, en las que fueron recogiendo críticas para definir la carta del restaurante.
Así, Porto y Uría fueron maridando vinos -fundamentalmente nacionales- con tiraditos de tomate y sandía, croquetas de jamón crudo, terrina de ave y vegetales, carne de cordero breseado con polenta cremosa, arroz con leche y duraznos quemados, etcétera.
Ahora bien, lo más interesante o novedoso de CatArte son las dos singulares máquinas dispensadoras de vino que tiene, realizadas en nuestro país, pero específicamente para este local.
Cada máquina -cuya apariencia es de un mueble rústico- fue diseñada para conservar el estado y temperatura ocho botellas -en total son 16 botellas exhibidas para degustar- a través de gas argón, que impide el ingreso de oxígeno en las botellas y tiene, además, tres opciones de medidas de copa para tomar.
Estos dispensadores son la base del negocio de wine bar, ya que permite tener la opción de catar distintas con un maridaje gastronómico a cargo del chef Bruno Gallo.
Este nuevo espacio en Ciudad Vieja está abierto de lunes a sábados de 10 a 22 horas.
Según Porto la idea es seguir llevando a cabo catas temáticas, como venían haciéndolo antes de abrir las puertas de CatArte, ya que el objetivo es seguir contando esas historias que, por mínimas que sean, hay detrás de cada etiqueta, de cada bodega, de cada ilusión.