Producto de la necesidad, Marcos Magadan reconvirtió su trabajo en carpintería en otro, también generado por la necesidad, en este caso una más amplia y vinculada con la seguridad y la salud de todos. Concretamente, hacia fines de marzo y comienzos de abril, en plena crisis del coronavirus, Magadan comenzó a diseñar, fabricar e instalar mamparas protectoras. Y le fue bien de arranque, creando la empresa Mamparas Protectoras Uy.
“Todo empezó con consultas, porque como ya venía haciendo algunos trabajos con madera y acrílicos, los clientes empezaron a preguntar y así salió uno, dos pedidos, tres cotizaciones, cuatro empresas. Al día de hoy, entre cotización e instalación, tengo un tiempo de espera de una semana, porque creció muchísimo el trabajo”, señaló Magadan a InfoNegocios.
Con el giro comercial convertido a Mamparas Protectoras Uy, este emprendedor se unió a otro socio y ambos salieron a buscar más acrílicos en plaza, dado que es un producto que se exporta de México, y diseñaron distintos modelos para la rápida colocación en tiendas, supermercados y restaurantes, entre otros comercios.
“La respuesta fue inmediata –puntualizó el socio director de Mamparas Protectoras Uy– , ya que tenemos muchos trabajos realizados en distintos rubros, como por ejemplo para cerca de diez locales de Burger King, varias clínicas privadas, desde odontológicas a laboratorios, autoservicios y supermercados, restaurantes. En muy poco tiempo le instalamos a más de 20 empresas nuestras mamparas, siendo cada una diferente, porque hacemos los trabajos a medida”.
Una mampara estándar, ideal para cualquier tipo de mostrador, de 4 mm de espesor y con medidas de 90 x 60 cm, ronda los US$ 65 más impuestos.
“Una mampara de ese tipo, a la que se le puede hacer un calado debajo para el paso de documentos o dinero o tarjetas y que puede llevar como soporte una base o se puede amurar o colgar, no lleva más de una horas de colocación”, dijo Magadan.
En suma, en tiempos en los que la seguridad de empleados y clientes es clave, una empresa se pone entre uno y otro, no para separarlos, sino para brindarle una barrera transparente de protección en la que pueden comunicarse sin temor al contagio.