Hace ya más de un año que circulan rumores sobre la creación de una nueva aerolínea de bandera uruguaya. Que el impulsor es Antonio Rama, que los inversores son árabes, que el Ministerio de Turismo lo ve con buenos ojos, y varios más. Lo cierto es que en una carta dirigida al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, el 29 de enero de 2024, y con copia a varios ministerios clave, la empresa SUA (Sociedad Uruguaya de Aviación) destacó los pilares de su proyecto, prometiendo transformarse en un jugador clave para la conectividad y la industria aeronáutica del país. Sin embargo, desde la compañía han sido herméticos con la información compartida.
La aviación en Uruguay enfrenta actualmente un panorama marcado por la necesidad de fortalecer su conectividad internacional, tras la salida de varias aerolíneas de bandera regional y la reducción de operaciones de otras compañías extranjeras. Este contexto ha generado un vacío en la oferta de vuelos, afectando tanto al turismo como a las exportaciones y negocios internacionales.
Con base en lo explicitado en la carta antes mencionada, SUA, formalmente constituida como una compañía uruguaya, planea operar desde el Aeropuerto Internacional de Carrasco. La empresa asegura contar con un plan de negocios sólido respaldado por amplios recursos financieros y su objetivo principal es mejorar significativamente la conectividad de Uruguay con la región y el mundo.
Entre las metas más destacadas, la empresa prevé operar una flota inicial de seis aviones Airbus en un plazo de 18 meses, con la intención de expandirse a diez aeronaves en los primeros tres años. Además, se proyecta la creación de 300 empleos directos de alta calificación y más de 1.500 empleos indirectos en el país. La compañía también busca revertir la fuga de profesionales altamente capacitados del sector aeronáutico, fomentando el regreso de talento uruguayo.
En la carta, SUA también destacó su rol como cliente ancla de Airbus en la región. Según lo transmitido, se encuentran en negociaciones para establecer en Uruguay el primer centro de mantenimiento y operaciones de Airbus para América Latina, así como la instalación, en un plazo de cinco años, del primer simulador de vuelo de categoría D para entrenamiento de pilotos en la región.
La empresa afirmó estar culminando los últimos requisitos legales necesarios para presentar su solicitud, ajustándose al Decreto 15/2024. La carta, firmada por el CEO de SUA, Antonio Rama, concluía solicitando el apoyo del gobierno para este emprendimiento, destacando su potencial para generar beneficios significativos tanto para el país como para su población.
En este contexto y exactamente 364 días después, hoy, 28 de enero de 2025, se llevará a cabo la presentación oficial del acuerdo alcanzado entre SUA y la aerolínea europea airBaltic. El evento se realizará en el Aeropuerto Internacional de Carrasco a las 18:30 y en la invitación se define a SUA como una "nueva línea aérea uruguaya en formación".
A la DINACIA todavía no llegó nada
A raíz de esto, InfoNegocios se comunicó con el Escribano Pablo Seitún, Director de Transporte Aéreo de la DINACIA (Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica) para saber más detalles. Según explicó, cualquier proyecto de este tipo debe atravesar un proceso de autorización operativa que consta de dos fases: una jurídica, donde se evalúan los antecedentes de la empresa según el decreto 15/2024, y otra técnica, centrada en la revisión de manuales, planes de mantenimiento y equipamiento. Mientras la primera etapa puede completarse en unos tres o cuatro meses, la certificación técnica para obtener el certificado de operador aéreo (AOC) puede requerir más tiempo debido a su complejidad.
En el caso de SUA, Seitún confirmó que, aunque ha habido consultas informales, todavía no se ha presentado una solicitud formal ante la DINACIA. Sin embargo, destacó que Uruguay tiene un entorno favorable para este tipo de iniciativas gracias a los convenios bilaterales que permiten un alto grado de libertad aérea, incluyendo la posibilidad de realizar cabotaje en países como Argentina, Paraguay y Chile. Según Seitún, cualquier propuesta que fortalezca el desarrollo del sector aeronáutico nacional es bienvenida y representa una oportunidad estratégica para el país.
Algo similar sucede con la Cámara de Comercio Aeronáutica, desde donde explicaron a InfoNegocios que tampoco han recibido contacto de parte de la nueva compañía, aunque consideran que si efectivamente comienza a operar sería importante que formara parte del grupo.
El histórico viene mal
Uruguay ha tenido varias aerolíneas de bandera a lo largo de su historia, algunas con gran impacto en el transporte aéreo regional y otras que enfrentaron dificultades económicas y operativas. A continuación, un resumen histórico:
Pluna (Primer Período, 1936-2012): Fundada en 1936, Pluna (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea) fue la aerolínea de bandera más emblemática del país. Inicialmente operada por capitales privados, fue estatizada en 1951 y pasó a ser administrada por el Estado. Durante décadas, conectó Uruguay con América Latina y Europa. Sin embargo, a partir de la década de 1990, enfrentó problemas financieros recurrentes. En 2007, se asoció con el grupo Leadgate, pero esta alianza fracasó y la compañía dejó de operar en 2012 tras acumular deudas insostenibles.
Uair (2002-2005): Uair fue una aerolínea privada que buscó posicionarse como una alternativa regional de bajo costo, operando vuelos principalmente hacia Argentina y Brasil. A pesar de sus esfuerzos, no logró consolidarse debido a la fuerte competencia y las limitaciones financieras, cesando operaciones en 2005 tras apenas tres años de actividad.
BQB Líneas Aéreas (2010-2015): Propiedad del empresario Juan Carlos López Mena, propietario de Buquebus, BQB nació como una iniciativa para cubrir rutas abandonadas por Pluna. Operó principalmente vuelos regionales, pero enfrentó dificultades económicas y competitivas, suspendiendo operaciones en 2015. Poco después, López Mena anunció su retiro del negocio aeronáutico.
Alas Uruguay (2015-2017): Creada por ex empleados de Pluna, Alas Uruguay fue concebida como una cooperativa con apoyo estatal. Comenzó a operar en 2016, pero su modelo de negocio y falta de competitividad la llevaron a cesar actividades en 2017, tras solo un año de operaciones.
Estas experiencias han dejado un panorama complejo para las aerolíneas de bandera uruguaya, caracterizado por desafíos económicos y la necesidad de un entorno competitivo que favorezca su sostenibilidad a largo plazo.