La obra de modernización de la tienda de 226 metros cuadrados significó un trabajo minucioso donde se preservó la fachada original y se realzaron las molduras que allí se encuentran. Esto ocurrió porque el edificio forma parte del Expreso Pocitos, que data de 1910, declarado Patrimonio Nacional.
La remodelación significó la incorporación de la carnicería y rotisería, dos de las secciones más destacadas de la tienda, atendiendo sugerencias de clientes. Incluyó también nuevas heladeras de bebidas, productos lácteos, carnes y congelados.
Se añadieron cajas rápidas y balanzas de autoservicio, conservando las versiones tradicionales. Se adecuó el espacio del salón para mejorar la experiencia de compra, implementando nuevas góndolas, con orientación que permite identificar fácilmente las diversas secciones desde el hall y hallar los productos de manera intuitiva.
Además, la ambientación lumínica acompaña la nueva estética, realzando cada área, y generando un clima único. La sucursal tiene en una de sus paredes de la entrada una fotografía de 1907, que retrata la historia del barrio a principios del siglo pasado.