El informe destaca que el emprendedorismo constituye un tipo de actividad con gran capacidad de creación de empleos y de diversificación de la estructura productiva, aspectos centrales en las estrategias de desarrollo de los países de la región.
Asimismo, releva un total de 101 instituciones de apoyo al sector y agrega que el emprendedorismo está estrechamente vinculado con el crecimiento económico, aunque difiere según el grado de desarrollo de cada país. A mayor desarrollo económico, menor actividad emprendedora, ya que a medida que aumenta el Producto Bruto Interno, se generan mayores niveles de empleo.
El país con mayor tasa de actividad emprendedora temprana es Ecuador, mientras que Uruguay se encuentra a mitad de tabla. Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana, alentó a los estados a propiciar el desarrollo de empresas sostenibles a través de la colaboración público-privada.
Respecto a los aspectos normativos, indica el estudio, en los últimos años se constataron esfuerzos por diseñar instrumentos legales específicos, más allá de los existentes para micro, pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, todavía queda mucho por legislar. La investigación, que fue realizada a través de entrevistas a expertos, representantes de organizaciones y gobierno, emprendedores y académicos, da cuenta del creciente interés de Iberoamérica por el emprendedorismo, tanto desde las perspectivas vinculadas a la innovación, la creatividad y la incorporación de tecnologías, así como a las posibilidades de inserción laboral y económica, particularmente de las mujeres jóvenes.
A su vez, se plantea como desafíos promover la cultura emprendedora con relación al cambio social; fortalecer a los organismos especializados; atender las brechas de acceso a la educación; promover modelos de negocios globales; apoyar iniciativas productivas, ampliar el vínculo con el mundo académico y generar estrategias de inclusión para grupos en situación de vulnerabilidad.
Por otra parte, señala que uno de los grandes problemas que enfrenta el sector es que solo entre el 5% y el 10% de los micros emprendimientos que se crean, logran convertirse en Pymes. Y advirtió: “es necesario trabajar para que esa proporción se amplíe”.
La secretaria General Grynspan, alentó a los estados a propiciar el desarrollo de las condiciones, “no solo para fomentar el nacimiento de nuevas empresas sino para ayudarlas a lograr su sostenibilidad”. Y destacó la necesidad de “apoyar la cultura del emprendimiento”, esto es “apoyar una cultura de generación de empleo joven, con entornos que incentiven la innovación productiva, social y ciudadana”.
Tal y como reconocieron los 22 países reunidos en la XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en octubre de 2016 bajo el lema: Juventud, emprendimiento y educación, el emprendedorismo representa uno de los ejes dinamizadores del crecimiento económico de los países de la región.
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