Óptica Estela Jinchuk, con su dueña Estela Jinchuk

(Por Santiago Perroni) En nuestra sección “Un Día en …” el equipo de InfoNegocios visitó las oficinas de Óptica Estela Jinchuk y dialogó con Estela Jinchuk, dueña de la empresa.

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¿Cómo surgió la idea de instalar su propia óptica en el año 2000?

Mi padre, hijo de inmigrantes de Rusia, asumió el desafío de trabajar como óptico y fue muy exitoso. Los hijos seguimos con la tradición familiar y yo trabajé en su empresa hasta hace 20 años. Fui a estudiar óptica a Estados Unidos y allí me entusiasmé con la rama de la contactología. Me enfoqué en eso en la empresa familiar hasta que decidí tomar mi propio camino. Quise hacer una óptica más personalizada y entonces comenzamos con este local de Sarmiento y Franzini que es nuestro flagship, ahora totalmente renovado. Empezamos este proyecto con mi hija, que es contadora, y le puse mi nombre en honor a mi padre. Su óptica se llamaba Juan Jinchuk y a los dos años de abierta le tuvo que cambiar el nombre a Lux porque la gente en los años 50 no sabía pronunciar el apellido. Ahora me da alegría que pudimos de cierta manera instalar el nombre y ya la gente se familiarizó con el apellido. Nos fue bien y al poco tiempo de haber abierto tuvimos que anexar sucursales porque sentíamos que teníamos demasiado trabajo para un solo local.

¿Qué los diferencia de las demás ópticas?

El servicio. No lo digo yo, me lo dicen los clientes. La gente se siente cómoda, bien atendida por nuestros colaboradores y nuestros ópticos, y en buenas manos. Esa es la impronta que yo le quise dar desde el primer día. Nosotros vendemos salud ocular y la atención tiene que ser muy personalizada.

¿Cuántas personas trabajan en la empresa?

Alrededor de 70 personas contando a los que trabajan en el taller y en el área administrativa.

¿Cuántos locales tienen?

Siete. Cinco en Montevideo y dos en Punta del Este.

¿Cuál es el que trabaja mejor?

Es relativo. Este tal vez es especial (Sarmiento y Franzini) porque es nuestro local insignia y a muchas personas que fueron clientes desde el principio les gusta seguir viniendo acá. Pero nos va muy bien en todos, inclusive en las sucursales de Punta del Este que están abiertas todo el año y tienen su clientela. Como no somos de rotar el personal la gente se encariña con determinada sucursal también por la gente que trabaja allí. Hicimos bien en expandirnos y descomprimir. Nos gustaría seguir creciendo.

¿Hacia dónde?

No tenemos nada concreto pero nos gustaría tener un local en el Centro o quizás en algún otro shopping. Son ideas. Primero nos enfocamos en aggiornar y agrandar este local que es nuestro primer amor y estamos muy contentos.

¿Piensan instalar otro local en el interior?

No. Tenemos propuestas pero no es fácil gestionar una empresa de este tipo a distancia. En Punta del Este sí podemos porque tenemos una encargada que está hace muchísimos años y sabemos que estamos defendidas por ella allá. Sabemos que podemos brindar allá un servicio de la misma calidad del que brindamos en Montevideo.

Llevas muchos años trabajando en ópticas, ¿qué crees que ha cambiado dentro del rubro?

Los avances tecnológicos que hemos tenido son increíbles. Antes las medidas se tomaban con una reglita y ahora tenemos aparatos muy sofisticados. Invertimos mucho en tecnología y siempre buscamos traer lo mejor para nuestros clientes. También cambió mucho el tema de la moda. Se usa usar lentes. Antes comprabas un par de lentes y te duraban diez años. Ahora alguién se lleva un par de lentes y al mismo tiempo se lleva dos porque le gusta tener para combinar con distintos tipos de ropa. En el exterior, y en más de un país, vi a jóvenes usando armazones sin cristales como si fueran un accesorio. En Montevideo nunca lo vi, pero nos piden lentes sin graduar y antes era impensado.

¿Cómo es su día en la empresa?

Agitado, muy agitado. Cuando estoy en la óptica estoy siempre atendiendo. Para contactología, prótesis, para atender a gente con baja visión, o cualquiera de las especialidades ópticas; doy hora. También tengo reuniones con proveedores y entonces tengo que dividir el tiempo entre esas tareas. Lo que más me gusta hacer es atender al público. También disfruto de viajar a ferias en el exterior porque siempre traigo ideas y cosas nuevas. Mi esposo se sumó hace 11 años a la empresa y ese formato de empresa familiar, del que también participa mi hija, hace que podamos repartirnos bien las obligaciones.

¿Qué mensaje le darías a un emprendedor que está empezando?

Que se anime. En el 2000 la gente me decía que estaba loca. Es parecido a lo que estamos viviendo ahora, años de crisis, y sin embargo hay que apostar. A veces charlo con algún joven que me dice que en este país no se puede hacer nada y este país da grandes oportunidades, pero hay que tomárselo en serio. Hay que poner ganas y trabajar mucho. En mis primeros años yo me iba de acá a la medianoche y eran jornadas de 12 o 14 horas de trabajo. Es con esfuerzo, sin esfuerzo obviamente que no se obtienen resultados.

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