Está ubicado en una de las playas más famosas de la región y ofrece un menú basado en lo que caracteriza a nuestro país que es la cocción a leña.
Es un parador y luce como tal: rústico, de madera, acogedor, luminoso, con espacios al aire libre... Todo es familiar. Siempre con mucho movimiento, mozos caminando velozmente de un lado a otro, lleno de mesas ocupadas, gente sentada en la barra y otros haciendo fila esperando su turno.
El menú que ofrecen es de esos que me enamoran, de esos en los que me pediría todo. Nos sentamos y enseguida nos trajeron dos cartas, uno con opciones que van desde una pizza napolitana a unos chipirones o rack de cordero y otro con la variedad de sushi (que es otra de sus perlitas).
Como abre bocas llegaron unas empanaditas de carne cortada a cuchillo algo picantes acompañadas de una panera gloriosa y unos dips de remolacha y atún. Enseguida llegaron los chipirones con unas chauchas y cherrys que llamaron mi atención, muy sabrosas y con unos colores bien brillantes. Pregunté entonces quién era su proveedor de frutas y verduras y no quedaba dudas que era Cruz del Sur, una granja orgánica en José Ignacio que provee a la mayor parte de los lugares gastronómicos de la zona. Luego vino el pulpo a la plancha en su mejor punto y un ceviche de corvina con el maíz perfectamente tostado. Lo siguió la pizza bianca recién salida del horno y unas almejas para alternar los sabores. Vinieron enseguida unos tiraditos que parecían un cuadro acompañados de una tabla con piezas de sushi de todo tipo y para mi felicidad el pescado blanco coronaba la mayor parte.
A pesar de que el día estaba feo la experiencia ahí parecería no arruinarse nunca. La onda, la música, la playa y unos platos que llegan en tiempo y forma convierten a esta lugar en el preferido de la zona.
No te podés perder: la corvina a la parrilla, el pulpo, los usuzukuri y el volcán de dulce de leche.
Tip: abre todo el año.
Balneario: José Ignacio
Web: http://paradorlahuella.com/
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